viernes, 9 de diciembre de 2011

DOISNEAU


"Toda mi vida me he divertido, he hecho mi pequeño teatro."


¡Buenos días amigos!

Robert Doisneau (1912 -1994), uno de los fotógrafos de reportaje más populares y prolíficos de Francia, es conocido por sus  modestas, juguetonas e irónicas imágenes de yuxtaposiciones divertidas, mezcladas clases sociales y excéntricos en las calles del París contemporáneo y sus cafés. Influido por la obra de Kertesz, Atget y Cartier-Bresson, en más de 20 libros de Doisneau ha presentado una visión encantadora de la fragilidad humana y la vida como una serie de tranquilos e incongruentes momentos. Él ha escrito: "Las maravillas de la vida diaria son excitantes; un director cine no puede arreglar lo inesperado que se encuentran en la calle."






El beso, su fotografía más famosa


Esta fotografía de Doisneau, El beso, dio la vuelta al mundo y se convirtió en un romántico símbolo del amor y de la vida cotidiana en la capital francesa a mediados de los años 80, por lo que en 1992 batió todos los récords de ventas con la comercialización de más de 400.000 copias sobre diferentes soportes. Está considerada como la más vendida de la historia.

Los protagonistas de la imagen, Francoise Bornet y su novio Jacques Carteaud eran estudiantes de arte dramático. Doisneau buscaba material para cumplir con un reportaje sobre los enamorados de París. El artista que les haría anónimamente famosos les descubrió en un café parisiense y ambos aceptaron servir de modelo y darse un beso apasionado en la calle delante de su objetivo.

Ambos guardaron también el secreto del fotógrafo, pues pensaban que Doisneau prefería dejar creer al mundo que la fotografía había sido tomada a unos paseantes desconocidos, en un momento muy especial de sus existencias.


Francoise Bornet cambió, no obstante, de opinión, cuando en 1992 comenzaron a surgir candidatos reclamando el cobro de derechos de autor, asegurando que eran los protagonistas de la escena. El fotógrafo y sus verdaderos modelos revelaron entonces la realidad trucada de aquel beso que todo el mundo creía captado por un feliz azar entre los ires y venires de la calle, desde la terraza de un 'bistrot' parisino.






Sus retratos son de una gran sencillez llena de belleza. La emoción de Doisneau se halla entre lo frágil y lo efímero. Todo pasa, la vida se escapa y es bueno rescatar tantos instantes, ambientes que luego desaparecen.




Fuentes:


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